El Futuro

miércoles, 3 de septiembre de 2008

En el ser humano existe un gran interés en relación a la expectativa formada por la incertidumbre de no conocer con certeza los eventos futuros de sus vidas, es por esto que desde la infancia se empieza a especular cuestiones tales como: “¿Qué voy a ser de grande?”; en la adolescencia: “¿Quién será el padre (madre) de mis hijos?”; en la juventud: “¿Algún día podré recorrer todo el mundo?”; en la madurez: “¿Será niño o niña?”; e incluso en la vejez: “¿Qué pasará el día en que yo parta?”.

El conocimiento de los hechos que pasarán en el futuro siempre ha sido intrigante en los seres humanos, desde las grandes civilizaciones como los egipcios, indios, mesopotámicos, chinos, posteriormente los clásicos griegos e incluso en un tiempo más tardío las civilizaciones mesoamericanas, se han preocupado por intentar conocer el futuro, ya que esto los ponía un paso adelante con respecto a sus enemigos o simplemente para saber las épocas de sequía o buenas cosechas.

Por otra parte es muy común percatarnos en los relatos griegos la constante consulta que hacían los grandes militares a los oráculos, que supuestamente era una respuesta que daba una deidad por medio de sacerdotes, generalmente las preguntas que se les hacían era para ver si el pueblo tenía que ir a la guerra.

Confucio decía que se necesitaba estudiar el pasado para predecir el futuro y por mucho tiempo se creyó que el estudio de la historia serviría como un discurso para predecir el futuro, sin embargo los actuales historiadores lo niegan, ya que únicamente sirve para comprender y explicar el presente. El escritor británico Clive Staples Lewis comentó acerca del tema: “El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea”.

En ésta búsqueda del conocimiento del futuro también se ha tratado de predecirlo incluso matemáticamente, se han utilizado técnicas como regresiones lineales, no lineales, series de tiempo incluyendo procesos estocásticos, y métodos probabilísticos muy avanzados, con los cuales se pretenden pronosticar los valores futuros de acciones, el comportamiento de algún mercado, o predecir la demanda que se tendrá para plantificar la producción de alguna empresa.

Además, existe una gran cantidad de literatura denominada de ciencia ficción, que es conocida como literatura de anticipación, la cual tuvo un gran auge en la segunda mitad del siglo XX debido al interés acerca del futuro provocado por el espectacular avance científico y tecnológico alcanzado durante esos años.

Esto no ha sido un tema que ha quedado en el pasado, actualmente se puede ver anuncios en periódicos, revistas, televisión, radio, que dicen tener la habilidad de augurar el futuro, y mucha gente acude a ellos, desde grandes personalidades políticas, artísticas, deportivas, hasta el individuo más común.

A pesar de los múltiples intereses que siempre ha existido por el conocimiento del futuro en la mayoría de las culturas a través de la historia, existe alguien que no se agobia por esto, en la Biblia en Mateo 6:34 aparece lo que dijo Jesucristo al respecto: “Así que no os afanéis por el día de mañana, por que el día de mañana tendrá su afán. Basta a cada día su mal”, dicha frase se puede comprender mejor sabiendo que el verbo afanar en su etimología se refiere a angustiarse por algo hasta llegar al extremo de la locura.

Pero además de hacer tal recomendación, Jesús da una solución para no vivir angustiados por el futuro: “Busca primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las cosas os serán añadidas” (Mateo 6:36), la recomendación no es el tratar de asegurar económicamente nuestro futuro, intentar predecirlo o adivinarlo, la recomendación marca una necesidad de buscar a Dios antes que cualquier otra cosa; por lo cual, se sobreentiende que alguien se ha perdido, y lógicamente ha sido el hombre. El pecado es lo que provoca una separación entre Dios y su creación: el ser humano, pero Jesucristo también dijo que había venido a buscar y salvar lo que se había perdido: nosotros (Lucas 19:10). Todos en algún momento de la vida hemos cometido algo que nos ha separado de Dios, pero existe una solución para acercarnos nuevamente a Él: el sacrificio de Jesús en la cruz para el perdón de pecados (Romanos 5:10, Colosenses 1:14).

Por medio del sacrificio de Jesucristo tenemos una nueva oportunidad de reconciliarnos con Dios y poder tener la seguridad de nuestro futuro, el cual es la vida eterna morando con Él (Juan 3:16). La Biblia enseña que la forma de acercarnos a Dios es confesando nuestros pecados (a Él) y aceptando a Cristo como nuestro único salvador y medio para reconciliarnos con Dios (1ª Juan 1:9).

Con todo lo anterior nos damos cuenta cómo el ser humano desde la antigüedad ha tenido la urgente necesidad de buscar algo que pueda tranquilizar su intriga por el futuro, pero la única solución certera que puede dar respuesta a tal búsqueda es acercarse a Dios.


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